domingo, 2 de septiembre de 2012

Del Suicidio: Canto I

De las vociferaciones de navajas 
y su apacible canto. 


Con la boca retorcida
y un silencio impuro
se evocan vetustas melodías
de cánticos en sulfuro.

Los dedos plateados y filosos
teñidos con un cielo escarlata
despuntan en mis ojos,
- cual antiguo romance sodomita -
y me besan, con sus labios rojos:
la piel se abre y se marchita...

bórrame con tu lascivia cortante
de las estrellas y su brillo;
sobre el ósculo moribundo de tus hojas
quiero yacer.
En los planos más altos de tu conciencia -suicida-
elevaré mi espíritu y transmutaré
tus marcas en portentos divinos.

domingo, 10 de junio de 2012

IX


Ovalada y rosácea belleza
cuyos labios suaves y cálidos
hacen al hombre tocar el Infinito;
vuestros jugos, el manjar excelso
con el cuál mi cuerpo se deleita.

En vuestros adentros deseo
incubar mi semilla y ser uno
con vuestra magnificencia;

¡envuélvame en sus contracciones!
desgarre mi sexo y sáciese de mi última gota;

¡Oh, Ovalada y rosácea belleza!
en vuestra lujuria febril me sumerjo
más allá de los sentidos humanos;

abráceme en un suspiro
con vuestros pilares marmóreos;
prometo con movimientos pélvicos
demostrar mi devoción hacía vos.